martes, 4 de diciembre de 2012

LeDésir

 

En la decadencia creemos tenerlo todo.

En la ausencia nos llegamos a sentir plenos.

Habitamos en frías cuevas, sin ver lo que hay afuera, sin temer a lo que hay afuera.

Pero luego de cien años en silencio un día apenas predecible a mi memoria llego deseo y nos enveneno, nos encantó.

La damisela sin forma nos toma, nos besa, nos lleva.

DE NADA A TODO.

Justo cuando estábamos seguros.

Vamos volando sin tomar en cuenta lo que va debajo.

Crees poder ser feliz en la banalidad pero luego ves a deseo bailando en manos ajenas y llegas a sentir las tuyas vacías.

¿Podré volver?
¿Llegare a caer?

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No sabía de frio hasta que sentí calor, en el edén dejando a la tierra debajo sin ver el cuarto menguante oscuro en ello.

Voy volando sin ver debajo.

Luego sin embargo la pena es tanta que me reúse a verla, la maldecí, con la esperanza que se fuera, como niño tieso después de una noche lluviosa sin escondite seguro, lo creemos sueño pero jamás seria tanta nuestra suerte.

A pesar de todo nos dejamos llevar y nos gustó.

Ahí está la mentira.
Ahí está la danza ajena.

“Votre bonheur ne dépend pas de autre personne”

Pero la incertidumbre sega.
Deseo dejo a razón en agonía.

La dama carmesí se aseguró de que llegáramos lejos para dejarnos caer y solo entonces entendemos.

Nuestras no eran las alas.

Y mientras caemos, nos vemos, nos forzamos a sonreír mientras fallecemos.

Tras tierras oscuras, el corazón puede navegar sin temor, pues es el espíritu feligrés quien nos impulsa a condenar reinos, destruir certezas y esa es nuestra fuerza que se nos pega como escoria.

Nuestras no son las alas.

Pero ¿Qué acaso no sería justo pensar que si dios en un acto bipolar nos separó con un rayo al ver que juntos éramos perfectos, que este en un acto aun en una eterna determinación de no ver cumplido su fin que siguiera tratando de separarnos?

Soy el ente ajeno.
Soy mi propio carcelario.
Soy mi deseo cumplido.
Soy el esclavo, más un intruso que un pilar.

Entiendo de todo menos de mí mismo, tenía sed sin verlo, encontré un manantial tras tu piel sin embargo no sabía beber, me he terminado ahogando.

CAIGO.

DE TODO A NADA.

J.Misael

1 comentario:

  1. Muy bueno Misael veo q te sigue fasinando eso de batallar en el amor.

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