En la espera de un arrebato y ni siquiera un despido, sin fase ni dudas con algo hueco y ni si quira poder nombrarlo, en espera de una respuesta, como saber que extrañar si jamás dicha alguna se tubo, sin calor ni consejos, marcado como rareza.
Maldito asco al ser nombrado siempre para recordar pasados que no fueron, y el haber engatusado solo por el sentido curioso de esperar que fuera real.
Seguir estando sin miedo, coraje al pecho, con el eco en la oscuridad de ha como si esto me pudiera morder.
Golpes, mordazas, amor, cólera y sigue existiendo las lagrimas, fue mucho que derramar y nada cambio, fue mucha soledad y todo se quedo, demasiada nostalgia y todo quedo, ahogarse en miedo para en el final perderlo por un chiste.
Que coraje, impotencia, y todo para lo unico cambiar es la valía interior y un ego demasiado pesado para seguirlo cargando.
Y nada jamás terminara, nunca debe seguir como ese infernal espiral, siempre preciso, decidiendo a donde ira todo perpetuamente igual jamás poder escapar, que deseo de poder dispersarse, cosa inverosímil si no se logra ignorar y todo por falta de paternidad.
Bendito sea aquel día en que pude ver y maldito en el que fui visto.
Pero sin embargo ¿por que tiene que ser diferente con todos? Y en su momento no merecimos ese simplista adiós.
J.Misael